Yoga Sutras Patanjali: Yogaś citta vṛtti nirodhaḥ

Yoga Sutras Patanjali: Yogaś citta vṛtti nirodhaḥ

Hoy vamos a profundizar en uno de los conceptos más esenciales del yoga, expresado en el segundo sutra de Patanjali:


"Yogaś citta vṛtti nirodhaḥ", que se traduce como:
"El yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente."

Este sutra, escrito hace más de 2,000 años, nos da una definición clara de lo que es el yoga, mucho más allá de las posturas físicas. Patanjali nos dice que el objetivo del yoga es calmar los movimientos constantes de la mente para que podamos experimentar nuestra verdadera esencia, esa paz y claridad que reside dentro de todos nosotros.

¿Cuántas veces estamos atrapados en pensamientos constantes?

  • “¿Qué voy a hacer mañana?”
  • “¿Por qué dije aquello?”
  • “¿Qué pensarán de mí?”

Estas fluctuaciones nos alejan del momento presente y nos desconectan de nosotros mismos. A través del yoga, aprendemos a observar estos pensamientos sin dejarnos arrastrar por ellos, recuperando el control de nuestra mente.

Pregunta para reflexionar:

  • ¿Alguna vez han experimentado un momento de completa calma mental, aunque sea breve?
  • ¿Cómo se sintieron en ese instante?

¿Cuántas veces te has sentido atrapado en tus propios pensamientos? Esas dudas, miedos, recuerdos del pasado o preocupaciones del futuro, que te arrastran como un río con demasiada corriente. Es agotador, ¿verdad? Pero aquí, en esta práctica, tienes una oportunidad. Una oportunidad para detener el ruido.

El Sutra 2 nos habla de cesar las fluctuaciones de la mente. No dice que tengamos que eliminarlas, porque eso sería como pedirle al viento que deje de soplar. Lo que nos enseña es a observar esas corrientes, esos movimientos, y dejar de luchar contra ellos. Dejar de identificarnos con cada pensamiento que pasa por nuestra cabeza. Porque tú no eres tus pensamientos. No eres tus emociones. No eres tus miedos.

Eres el espacio en el que todo eso ocurre. Eres el lago profundo, tranquilo, que permanece siempre bajo la superficie, incluso cuando las olas rugen en la superficie. Esa calma, esa claridad, está en ti ahora mismo. No necesitas buscarla afuera. Está aquí, esperando a que la mires, a que te sientes con ella, a que confíes en su presencia.

Cuando el lago se calma, cuando las fluctuaciones disminuyen, empiezas a verte de verdad. Empiezas a conectar con esa parte de ti que no tiene prisa, que no necesita probar nada, que simplemente es. Y en ese momento, te das cuenta de algo esencial: no estás roto, no necesitas arreglarte. Eres completo, exactamente como eres.

El yoga no es un destino. No es algo que tengas que alcanzar. Es este momento. Es sentarte contigo mismo, en medio del caos, y sentir que está bien. Que incluso en la tormenta, tú eres el refugio.

La vida siempre traerá olas, pero tú puedes ser el agua tranquila que las sostiene. Cada respiración, cada paso que des fuera de esta esterilla, es una oportunidad para recordarte esto: dentro de ti, siempre hay un lugar de paz al que puedes regresar.

Y eso, querido yogui, es lo que significa el yoga. No es perfección, no es control. Es rendirte a la experiencia de ser tú mismo, completamente, con todo lo que eres. Porque ahí, justo ahí, está la verdadera libertad.

La calma que necesitas está en ti. detente, respira, y recuérdalo.

Namasté,

Marina

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